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  • Ale

Haciéndolo con modelos (en tiempos del Coronavirus)

No, este blog no es acerca de esas modelos. Es acerca de modelos matemáticos para la predicción del futuro de la economía. O sea, de tu futuro, de tu bienestar, del de tus padres y del de tus hijos. Bien, a mí me pagan por hacer eso: establecer qué puede suceder en los próximos dos años con las principales variables económicas de un país (el ingreso nacional, el empleo, el nivel general de precios, esas cosas…). Les voy a explicar cómo lo hago.


Y la coyuntura actual es perfecta para explicarlo. De repente te enterás, a través de las noticias, que ha aparecido un virus mortal. Un evento que nadie anticipó que pueda ocurrir en exactamente ese momento, a finales de 2019. Te enterás, también, que la respuesta del gobierno es un encierro total para contener el número de muertos (“aplanar la curva”).


Te llama tu jefe y te pregunta: cuáles son las consecuencias de esto en 2020 y 2021? Qué le va a pasar a la inflación y al empleo? Y otra lista larga de “variables económicas”. Mi reacción instantánea es: no es posible estimar el impacto de una cosa así. Al menos por tres razones: primero, esto es incertidumbre, no riesgo. Es decir, no parece posible asignar probabilidades a los eventos relacionados con las consecuencias del virus. Segundo, los modelos de los que disponemos los macroeconomistas están diseñados para mercados que funcionan, no que no funcionan. Y tercero, no hay datos. Las pandemias ocurren una vez cada 100 años, son eventos muy extraños y los economistas dependemos de la disponibilidad de información.


Obvio, esta no es una respuesta que le puedo dar a mi jefe, así que toca salir con algo. El primer problema a resolver es cómo asignar probabilidades a los eventos relacionados con el virus. Te toca volverte (y/o volver a tus colegas) epidemiólogo en cuestión de días. Esto implica estudiar los modelos epidemiológicos, entenderlos y determinar cómo adaptarlos a los modelos macroeconómicos. Afortunadamente, no estás sólo y muchos economistas del mundo nos transformamos en epidemiólogos teguas. Interactuás con muchos de ellos, escuchás ideas y lográs un entendimiento más o menos decente de lo que es un modelo epidemiológico, esto es, en esencia, modelos de sistemas dinámicos.


Ya en modo de epidemiólogo tegua, con modelo SIR en mano, tenés que adaptarlo a tus modelos macroeconómicos. Para esto, te toca simplificar la realidad y hacer decenas de supuestos (muchos de ellos, heroicos), para organizar un matrimonio entre el modelo epidemiológico y el económico. El matrimonio resultó más sencillo de lo esperado porque los modelos económicos también son modelos de sistemas dinámicos, con una que otra complicación adicional a los epidemiológicos.


En particular, en los modelos epidemiológicos los individuos se encuentran aleatoriamente, sin ningún motivo particular, y una vez entran en contacto un susceptible (S) con un infectado (I), el susceptible pasa a ser infectado para posteriormente pasar a ser retirado (R) bien sea porque se recupera ó muere. (Un paréntesis: ya vieron de dónde viene el nombrecito de modelo SIR?) En los modelos económicos la gente realiza actividades de mercado (consumo, trabajo, etc) y escoge, de acuerdo con señales de precios, cómo asignar su tiempo. El matrimonio consistió entonces en pasar de una situación en la que los individuos entran en contacto porque sí, a una en la que los individuos entra en contacto porque realizan actividades económicas, con los objetivos y las restricciones propias de los modelos económicos (maximizar su felicidad sujetos a sus restricciones de tiempo y presupuesto).


Finalmente, la consecución de información se ha facilitado con el paso del tiempo. En la medida en que pasan los días y la epidemia evoluciona (no sólo en Colombia, sino en el mundo) nos alimentamos de datos y del análisis de epidemiólogos y economistas expertos (a nivel mundial) que facilitan la puesta en práctica de modelos Macro-SIR, pues el referente temporal usual de los modelos macro es un trimestre y no un día o una semana, como ocurre en los modelos de epidemias.


Durante esta ventana de oportunidad que nos ha dado la rapidez extrema de la epidemia, nos hemos encontrado con resultados interesantes que arrojan los modelos económicos acerca de las consecuencias de la pandemia. La primera es que, gústenos o no, existe un trade-off, un compromiso, entre los costos en vidas de la epidemia y sus costos económicos. Se preguntarán ustedes: y bien para esto se necesita un modelo matemático? La respuesta es no. Para eso no se necesita. Para lo que sí se necesita es para cuantificar esos costos. Y ahí sí, tal cual como en el mundo de la moda, pasarela y glamour: una cosa es hacerlo con y otra sin modelos.


 

Sobre el autor: Franz es Ph.D. en macroeconomía de la universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos y cuenta con más de 20 años de experiencia laboral en macroeconomía y economía internacional.

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